viernes, 19 de abril de 2013

¿El maestro debería se apolítico?



“El hombre es un animal político, si deja de ser político se queda animal”
[1]. Actuar, vivir las 24 horas del día, se trata pues, de ser, sentir y practicar la política. Por eso, pretender que la escuela viva al margen de la política y prohibir que el maestro sea un político – como decía el maestro Encinas- es quitar a la escuela todo valor social.
Las clases del poder y los gobiernos de turno se han preocupado siempre de explicar profusamente de la necesidad de que el docente sea “apolítico”. Si es un político se dice que es dañino  a la salud de los alumnos y por ende de la sociedad. Lo que significa es que, quieren que los docentes sean marionetas, autómatas y fieles lacayos de los interese de la burguesía.
Sin embargo; la educación, antes que nada requiere ser una formación política permanente. Lo que debe definir la naturaleza de la práctica educativa del maestro, es la opción de una política auténticamente revolucionario al servicio del desarrollo de la sociedad y no una politiquería testaferro, arribista, electorera, corrupta y represiva.


[1] Aristóteles

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