Pretender que la educación esté regido por la oferta y la demanda económica; entender que la crisis económica determina de por sí la crisis de la educación propiamente dicha y esperar que cambie la sociedad de manera pacífica para empezar a cambiar la educación, es caer en el conformismo y contemplar parasitariamente este estado de cosas.
Una transformación social no es producto de la
divinidad ni es algo que se inocula a la sociedad desde afuera, como pretenden actualmente
encuadrar ciegamente un modelo educativo inoperante y subjetivo; sino es algo
que brota de las relaciones materiales existentes por la práctica transformadora. En tal sentido, lo que se quiere es que el pueblo, el maestro y
los estudiantes adopten una escala de valores donde la ideología y la política
sean el motor de la transformación social. Por eso, la crisis debe significar
para nosotros, el parto de nuevas ideas. La crisis es sabiduría, es educación. La
transformación social tiene que surgir
poco a poco dentro de esta coyuntura.
Por ello, colega docente, tu función ha de ser, antes que nada formación
ideológica y formación política de desarrollo nacionalista, al servicio de
nuestra clase.
No hay comentarios:
Publicar un comentario